viernes, 22 de septiembre de 2017

Pendiendo del sol 
abro los labios
los sueños dorados
saltan entre los dientes
Acaricio con mi lengua
el rayo lucido del mechón
que te cae sobre la ceja
Has cambiado
He cambiado
Un viernes se abre el otoño
desde mis tobillos
hasta tus hombros
La luz atraviesa las hojas
el bosque nos canta quieto
adormilado
Suavemente tocamos el agua
nos derretimos río abajo
fundimos con las canicas 
que un día apostamos

Somos la danza de la gota
el baile de la hoja
y la quietud del amor
Buscamos lo mismo
mientras gire el suelo
llenamos de azul
nuestros ojos
Y abres tus manos
liberas los dedos
salen volando disparados
Me persiguen
casi alcanzan
me atraviesan decididos
Cobran vida
creando su historia
su camino
sin huellas
Me palpas
te muerdo
Nos rellena la sal
somos olas

No buscamos fondo
Detrás del horizonte
donde no llegas
detrás del horizonte de mi ombligo
hay estallidos astrales
ecos estelares
sinfonías lunares
Justo encima del monte
de Venus 
hay un sendero húmedo
que silencia tus pasos
Mientras escondes las manos
bajo tu barbilla pensativo
desempañando las retinas

Vienes hacia mí
vienes pero no te mueves


Nos elevamos desde las puntillas
A susurros creamos niebla
para que nos envuelva 
Obviando la gravedad
de la situación
de la tierra
del tiempo
Nos elevamos extendiendo
abrazos desde la primera pluma
Nos vemos
Trazos de saliva
Huellas de sangre
Caminos lácteos
Nuestro caos personalizado
se pacifica después de la explosión