El día que empezaste a irte
Llegué a mi misma
Me abriste tus riñones
Como puertas rojizas
Me mostraste mis miedos
Todos y cada uno
Incluso los caducados
Olvidados o guardados
El día que empezaste a irte
El sol descansó en tu pelo
Se hizo silencio
Y noté la verdad en tu aliento
En tu mirada apagada
Aún con tanta luz
Toda tu vida era la flecha
Que no supe seguir
Emprendiste el camino
Dándome casa
Escribo desde que me acuerdo. Antes en polaco, cuentos para mi hermana y mis primas, luego poesía. Escribo porque si no, me ahogo. Porque hay tanta belleza en este mundo que a veces duele y, si no lo lanzo, se me come. Escribo por todo el amor dentro y fuera de mí. Y porque agradezco a la vida. Por, de alguna manera, aportar un poco.
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