sábado, 11 de enero de 2014

Pero si entras así en mi pecho,
Quítate los zapatos al menos.
Borra esa fina línea de tus labios,
No hundas aún mis aviones.
Pues hay ballenas esperando,
Ahí abajo, con su canto, con su luz.
Y existen poros palpables,
Que solamente tú sabrás encontrar.
Hay palabras libélulas que esperan
Ser tragadas sin masticar.


Esta es la definitiva tormenta solar
Y es nuestra.
Cuando acerques tu mano a mi mejilla
Arderá, arderé, arderemos.
Millones de chispas nos atravesarán.
Hay una hoguera hecha de sábanas,
Hay fuego debajo de mi ombligo.
Una taza después del café,
Un bocado después de la manzana.
Y hay vida, siempre vida, tanta vida
En esta pequeña habitación sin puerta.

Destellos naranjas, mechones dorados,
Casi verano en febrero.



Se abre de brazos la ciudad,
Nos acoge nocturna, borracha.
Debajo del parque de su bigote
Hay solo migas para palomas.
En la vieja piedra de su espalda,
Nos retorcemos de placer,
Contamos las pecas en su cara.
Ni una pluma, ni una ventana,
Aceras de acero y sal.
Nos envuelve en nieve,
Nos susurra callejones,
Palpita desnuda.
Detrás de la cátedra de tu mirada
Queda mi pulso.

El primer tranvía de la madrugada
Empieza a temblar.


jueves, 9 de enero de 2014

En tu habitación azul
Todo es nieve.
Aquí las margaritas
Fueron ya comidas.
No queda hueco cálido
Para mi mano,
Ni amor en los ojos del gato.
Todo es nieve, es hielo, es hambre.
La triste boca del armario
Suspira agobiada por la corbata,
Decaen las orejas del mantel.
Ni una flor, ni una luz, ni un punto de apoyo
En el respaldo del sillón.
Me convierto en copo.
Me convierto en carámbano.
Marchito dentro de ti...



miércoles, 8 de enero de 2014

Es la luna que me hizo cambiar,
Mi marea eterna, yo creciente.
Un brillo vergonzoso en la comisura
De los días.
Camino estrellado dentro del fósil
De tu corazón.
Caracola sin nombre, canto decreciente,
Cuarto sin ventana.

Es la luna que atrae tus aviones
Hacia mi piel.

martes, 7 de enero de 2014

Creíste que podría, que los astros ajustarían
Este breve camino por mi espalda.
Tres vértebras debajo de tu dedo,
Donde queda mi libertad,
Empiezo a temblar.
Pero me ahueco aprisa,
Hago cuna de mis rodillas,
Me convierto en ola,
Entre tus dedos me escurro.
Quisiera aullar, ser un mordisco,
Pincharte en la oreja.
Quisiera arropar este momento, 
Cederte mi alma, hacer instantáneas 
En tus labios.
Arrancarte caricias debajo del abrigo de la noche.
Borrar toda tu memoria, ser primera,
Matarte a suspiros y que me dejes tu aire.
A cambio, elijo el peor consejero,
Aprieto mis botas y reto la gravedad.








Te tengo en la punta
De mi palabra
Es cuando desapareces, solo entonces,
Que me convierto en libélula.
Desconozco mi sed, aleteo mi pena.
El agua ya no quema, se han enfriado los labios,
Crecen setas abajo.
En los ecos de tus pasos preparo mi lecho.
Todo es verde, el grito de los árboles me asusta.
Todo es rojo, la canción de mi sangre me sorprende.
Todo es negro.
Detrás de tu partida queda un hueco, que no puedo rellenar
Ni con plumas, ni con gotas, ni con dientes.
Y te pestañeo sin piedad.

Al fin-

Amor agotado, atravesaste paredes
De mi rechazo.
Bombardeaste sus muros con tanta
Paciencia, amor.
Apretujaste costillas, comprimiste deseos,
Estrujaste riñones en este camino.
No pude darte mucho, quizás por poco.
A espada traté tus palabras,
Hice una valla de mis manos pero
Metí la cabeza dentro de tu nube.
Y ahora todo es sal, es agua, es arena.
Los días, arañas blancas, deslizan sus patas
Por mi nuca.
Las noches, gatos ardiendo, la cueva de mi garganta
Arañan sin piedad.
No me busco, ni me espero.

Bajo el ala del cuervo de tu mirada
Soy mariposa azul.

domingo, 5 de enero de 2014

Apenas queda espacio en este barco hundido.
Cada poro recibe amor.
Hicimos un jardín arriba, creamos amapolas,
Cultivamos lo que pudimos.
A través de la madera, la luz fue protagonista.
Prendimos fuego a todas las palabras,
Bebimos toda la tinta, a dentadas tratamos papel.
Creamos el tiempo, olvidamos la distancia.
Y cada campanada fue de más, cada gesto fue poco.

En el frágil sarcófago de mi pelvis
Es donde rezas tu olvido
Partimos, el viaje empezó.
No quedan zapatos que valgan,
La arena es un pasillo delicado.
Mares donde las gaviotas guardan tesoros,
Estrellas que aguardan horas a solas.
Caminos blancos como tu pelo.
Narices pequeñas, ojos amuletos,
Cortinas de pestañas que atravesar.
Pasillos de gargantas, botones de huellas,
Aliento en perlas.
Cada peca cien gramos.

Desde hace mil kilómetros te quiero.
Así me sostienes, tecla a tecla.
Remueves toda mi dulzura, nota a nota.
En silencio
Me tocas
Somos intocables.
Ningún sentido sin respuesta.
Sonrisa sin telaraña.
Pie sin masaje.
Somos intocables.
No hay agujero sin luz.
Diente sin pestaña.
Razón sin animal.
Somos intocables.
Nuestras manos hacen lazos de colores,
Se cuelgan de pinzas,
Usan tornillos agudos.

Para no encontrarse.

Tocado-

¿Sabes esa nube?
Esa roja, que amaneció en tu cabeza aquel día.
La que susurrando absorbió todo el sol de tu sonrisa.
Arrugó tu amor, vació el bolsillo de tu alma.
La misma que convirtió en lluvia el suave sonido
De tu llegada.
Aquella que fue valiente, fue única, fue humana.
Esa nube que dejó vapor en tu boca, luz en tu nuca,
Cosquillas en mis costillas.
Ahora es un pasillo del laberinto, es escalera.
Es cuatro pasos a la izquierda 
Y uno justo en medio.



http://www.youtube.com/watch?v=1VbFHmL_qSk
Tú, el animal que ahuyenté de mi alma hace siglos.
Maúllas dentro sin piedad, gruñes cada noche,
Aúllas con el fuego en tu iris.
Canciones que oyen mis huesos, mis arterias, 
Mi pelo...
Ritmos que sienten mis manos, mi cadera, 
Mis latidos.
Aunque apriete los dientes, haga cascabeles de mis muñecas,
Sople palabras diamantes, nada
Absolutamente nada alivia un poco este nuestro zoo.

Hace vidas que me crees, hace siglos que te siento.


Querido viento 
Arráncame todas las hojas,
Esperanzas secas.
Llévate mi peinado sumiso,
Restos de un leve intento de no ser.
Arrópame con tus nanas valientes,
Enséñame a fluir, a caminar, desaparecer.
Por instantes soy paloma, soy arena, 
Soy ola.
Por segundos eres roca, eres madera,
Eres yo.
En el espejo de tu ojo saboreo serpentinas,
descubro pasillos, me deslizo por rincones inimaginables.
Nos volvemos plata, nos creemos lienzo, 
Somos un mapa en esta pared.
Arriba, en la cima, ya nadie abre puertas.
Es el aire en paz.