Es domingo y las calles chillan.
Supongo que no saben poner orden.
El hipo del ascensor hace palpitar el tiempo.
El cristal de nuestra cafetería tiembla
Pero no lo notas en este momento.
Te asalta el cuello levantado.
Asalta pero no ahoga.
El silencio descose las grapas de tu grito.
Como un copo desaparezco en tus labios
Escribo desde que me acuerdo. Antes en polaco, cuentos para mi hermana y mis primas, luego poesía. Escribo porque si no, me ahogo. Porque hay tanta belleza en este mundo que a veces duele y, si no lo lanzo, se me come. Escribo por todo el amor dentro y fuera de mí. Y porque agradezco a la vida. Por, de alguna manera, aportar un poco.
martes, 12 de enero de 2016
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