Es domingo y las calles chillan.
Supongo que no saben poner orden.
El hipo del ascensor hace palpitar el tiempo.
El cristal de nuestra cafetería tiembla
Pero no lo notas en este momento.
Te asalta el cuello levantado.
Asalta pero no ahoga.
El silencio descose las grapas de tu grito.
Como un copo desaparezco en tus labios
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