martes, 7 de enero de 2014

Es cuando desapareces, solo entonces,
Que me convierto en libélula.
Desconozco mi sed, aleteo mi pena.
El agua ya no quema, se han enfriado los labios,
Crecen setas abajo.
En los ecos de tus pasos preparo mi lecho.
Todo es verde, el grito de los árboles me asusta.
Todo es rojo, la canción de mi sangre me sorprende.
Todo es negro.
Detrás de tu partida queda un hueco, que no puedo rellenar
Ni con plumas, ni con gotas, ni con dientes.
Y te pestañeo sin piedad.

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