afilaba oídos aplicada,
alumna muda.
Tus palabras eran carne,
eran fuego, engañaban
con la verdad.
Siempre fuiste, lo supe,
o pensaba que fuiste,
la marca de agua en mi
alma.
Vuelves los lunes, aprietas
mis silencios, buscas
tus respuestas.
Y no hay herida.
A corazón abierto,
susurras el bisturí
de tu llegada.
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