miércoles, 22 de noviembre de 2017

Transgeneracional-

Me sumerjo en el agua lagrimal
de cuarenta mujeres antes que yo:
de mi madre, mi abuela y las
que, antes de ellas, se sacaban corazones
para darle vida a los días.
Limpio sus hígados apenados,
sus piedras preciosas 
y toda la rabia tragada.
Desenredo las historias,
aún guardadas debajo de las costillas,
como pájaros asustados.
Despacio, con los labios,
busco respuestas oscuras,
siento la sal en sus sienes.
Me tocó cuidar este árbol,
veintiocho lunas después,
aún vivo.

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